Nos encanta la sal. Es el condimento favorito de todo el mundo y sin ella nuestra comida sabe aburrida y sosa. Pero comemos demasiado. Los niveles elevados de sodio se han relacionado con problemas de salud como las enfermedades cardíacas, la hipertensión arterial y los accidentes cerebrovasculares.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, casi el 90% de nosotros consume una cantidad de sodio superior a la recomendada. Este no es un problema que se solucione escondiendo el salero, porque la mayor parte del sodio que ingerimos proviene de los alimentos procesados. Piense en la pizza congelada, los embutidos y las carnes listas para consumir.
La FDA ha emitido una guía de reducción de sodio para la industria alimentaria con el objetivo de reducir el consumo individual de sodio a 2.300 mg por día. Pero estas directrices son voluntarias y todavía están en fase de borrador.
Pero a medida que los consumidores se van concienciando sobre la salud, muchos se fijan en las etiquetas de los productos que compran y devuelven a la estantería todo lo que contiene demasiado sodio. Una buena regla es que si la cantidad de sodio es mayor que la cantidad de calorías por porción, no va a la cesta de la compra.
Muchas empresas alimentarias están explorando formas de reducir el sodio, como la manipulación del tamaño y la forma de los cristales de sal para aumentar el "sabor salado" con menos sodio, la sustitución por otras especias y sabores, y el aumento del factor "umami".
El sodio también se utiliza como medida de seguridad alimentaria en muchos productos listos para el consumo, ya que las bacterias dañinas tienen dificultades para vivir en un entorno rico en sodio. Las carnes se han curado con sal durante siglos. Así que mucha de la carne que nos llevamos a casa de la charcutería inclinaría la balanza del sodio hacia el lado menos saludable.
Sin embargo, algunos productores de carne lista para el consumo utilizan el procesamiento a alta presión (HPP) como medida de seguridad alimentaria y se han dado cuenta de que pueden reducir la cantidad de sodio en sus productos sin que ello afecte al sabor. Esto hace que la etiqueta sea más limpia y que se reduzca significativamente el sodio.
Muchos productores de comidas preparadas que utilizan el HPP han notado un efecto similar en sus recetas, lo que hace que las opciones sean más saludables en general.